martes, 9 de agosto de 2011

Un poco de Historia de Lumbier





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Historia:

Heráldica municipal
 
Trae de azur y un castillo de tres torres de plata almenadas de tres almenas. La torre central más alta que las laterales. El castillo flanqueado de una estrella de ocho puntas en el flanco siniestro y de un creciente ranversado de plata en el diestro. El sello antiguo de la villa, que además de los elementos descritos tenía un creciente y una estrella a ambos lados de la torre central, aparece en la Carta de Unión que todas las villas navarras firmaron en Puente la Reina en 1328.

Casa Consistorial

Tiene Casa Consistorial construida a fines del siglo XV, hecha con mezcla de materiales de ladrillo, mampostería y sillería. Fue levantada tras un incendio producido hacia 1870. Se sitúa en la calle Mayor, cerca de la plaza. Consta de dos plantas, con porche de ladrillo en planta baja, conformado por tres arcos y paramentos enfoscados. Recientemente se han realizado obras de mejora con un presupuesto de 12,9 millones financiados con ayuda del Gobierno de Navarra. El Ayuntamiento está regido por alcalde y ocho concejales.
 
Historia
 
En su término se recogió un útil del Paleolítico Inferior en la Venta de Judas. Existe también un yacimiento al aire libre del Eneolítico-Bronce, y se han hallado once útiles pulimentados sueltos de la Edad de Bronce. La implantación romana en el actual núcleo de población está acreditada por diversos hallazgos de mosaicos y monedas de la época.
 
Sus orígenes se remontan a la época romana. En el siglo I d.C. Plinio dejó constancia de que los iluberitani estaban encuadrados en el convento jurídico de Zaragoza y eran estipendiarios. Hasta el 924 no hay nuevas noticias: Abd al-Rahman III tomó la población en una de las etapas de la "campaña de Pamplona". En la segunda mitad del siglo X fue gobernada por la reina Endrgoto, retirada allí tras la anulación de su matrimonio con García Sánchez I. Quizá desde entonces y con toda seguridad a partir del siglo XI fue sede de una tenencia. En sus enfrentamientos con García Ramírez el Restaurador el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona llegó a acampar quince días en ella en 1142. Desde entonces pasó a un segundo plano durante más de un siglo. En la segunda mitad del siglo XIII reaparece en la documentación como una villa dotada de fueros, inserta entre los núcleos urbanos del reino y partícipe de sus empresas políticas. Desde 1298 se le menciona en la hermandad de buenas villas del reino y desde 1319 está presente en las reuniones de la Cortes.
 
Por entonces el concejo entregó al obispo de Pamplona el derecho de patronato y las rentas de la iglesia parroquial (1299-1300). Quizás a resultas de la crisis general de la segunda mitad del siglo XIV, conoció momentos difíciles que condujeron a enfrentamientos entre hidalgos y francos o ruanos, los dos grupos que integraban su población. Para atajarlos, Carlos III otorgó el privilegio de hidalguía universal a todos los vecinos (1396). Así mismo inició una restauración de las murallas (1412), que se prolongó por lo menos durante quince años y tras la cual pasó a ser una de las plazas fuertes más importantes del reino. En los siglos bajomedievales el territorio municipal fue ensanchándose merced a incorporaciones de varias aldeas despobladas, como Biescas (siglo XI¬II), Cabañas (1381), Basolaz (1497), Necuesa (segunda mitad del siglo XV), Miranda (1514), etc. A lo largo de la guerra civil fue plaza beamontesa, estando en manos de Alonso de Artieda. Hasta 1512 siguió adscrita al bando beamontés, aunque esto no le impidió obtener gracias reales aprovechando momentos excepcionales de concordia. Tal es el caso de la concesión de dos ferias anuales por la princesa Leonor (1467) o la exención de cuarteles por 24 años (1473), luego prorrogada hasta principios del siglo XVI.
 
Al producirse la invasión castellana de 1512, los reyes navarros se retiraron desde Pamplona a Lumbier y desde allí se encaminaron a Francia. La villa, de acuerdo con su tradición beamontesa, capituló el 16 de agosto y logró del duque de Alba el reconocimiento de todos sus fueros y privilegios.
 
Conforme a ello Fernando el Católico en 1513, Carlos V en 1528, Felipe IV (VI de Navarra) en 1630 y Carlos III (VI) en 1774 confirmaron a Lumbier su estatuto jurídico. Felipe IV (VI), además, la convirtió en villa de jurisdicción separada, con un alcalde nombrado por el virrey a propuesta de la villa -alcalde que ejercería la jurisdicción civil y criminal- y regidores para la administración económica, quienes en cambio se designarían por el procedimiento de Insaculación.
 
Por estas nuevas concesiones, Lumbier dio al erario real 9.000 ducados.
 
En el orden eclesiástico, a la parroquia de la Asunción se sumó en 1576 la comunidad de monjas benitas que hasta entonces había residido en Lisabe. En principio se habían establecido en Leire, pero las relaciones con la comunidad masculina no fueron buenas y ya en 1450 se habían trasladado al lugar citado, de donde salieron en 1576 por lo inhóspito e insano.
 
Lumbier mantuvo su carácter de buena villa con asiento y voto en las Cortes de Navarra hasta la desaparición de éstas en el primer tercio del siglo XIX. Durante la primera guerra carlista, en 1834, Lumbier acogió la gran junta carlista que estudió la aceptación o rechazo de las proposiciones del general Quesada a Zumalacárregui.
 
Mediado el siglo contaba con una escuela de niños frecuentada por 120 y dotada con 4.000 reales, y otra de niñas con igual número de alumnas y una dotación de 2.000 reales.
 
Las gentes se dedicaban a la agricultura principalmente, comercializaba sobre todo el trigo y vino y compraban géneros de lana, hilo y algodón. Funcionaban un molino harinero y veinticuatro alfarerías. Acababa de perder su posición fronteriza, al pasar Navarra de reino a provincia, y de ser por ello lugar de cuidado para la represión del contrabando.
 
Durante la última Guerra Carlista (1872-1876), el término de Lumbier volvió a ser lugar de acciones militares, especialmente en torno a la posición de la Trinidad.
 
En los años veinte de nuestro siglo tenía una fábrica de chocolate, dos de harinas, diez alfarerías, tejería y hornos de cal y yeso. Seguía en vigor una fundación para dotar doncellas y costear estudios que había instituido en 1651 el beneficiado don Pedro Adansa aparte de otra para sostener la instrucción pública.
En cuanto a la atención sanitaria, es difícil establecer con certeza al número de hospitales que hubo. Existió uno que acogía a leprosos y estaba situado en la antigua Ermita de la Magdalena.
 
Hay documentos que precisan únicamente la existencia de un hospital en el siglo XVII. Comenzado el siglo XIX varios vecinos decidieron ocupar un local para la atención de los enfermos, y destinaron dinero de donaciones para la fundación de un hospital, efectuada posiblemente hacia 1845. Gracias a las aportaciones de la familia Urizburu se pudieron superar las sucesivas crisis económicas por las que pasó el hospital.
 
En 1864 se comenzaron las obras del hospital definitivo, compuesto de planta baja y un piso. En 1881 la Comunidad de Hijas de San Vicente de Paúl se hizo cargo tanto del cuidado de los enfermos como de una escuela de niñas y otra de párvulos, por lo que fue necesario construir un segundo piso.
 
Enlaces a archivos de interés:

 
Archivo General y Real de Navarra
 
   Archivo General y Real de Navarra 


   Archivo diocesano   
   Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela



 
Portal de Archivos Españoles (PARES)     Portal de Archivos Españoles (PARES)



   
Enlaces a hemerotecas de interés:

Diario de Navarra    Hemeroteca del Diario de Navarra

    Diario de Noticias   
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Hemeroteca de la Biblioteca Nacional    Hemeroteca de la Biblioteca Nacional







  
 

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