martes, 21 de junio de 2011

Juan Huici e Ituren




Ensamblador, arquitecto y escultor, fue inseparable colaborador de Juan Berroeta y estaba enemistado con Juan de la Hera. Tenía un taller en Lumbier y realizó innumerables sagrarios y retablos, entre los que destacan los espléndidos retablos de Ituren y Oiartzun.



HUICI E ITUREN, Juan

 
Ensamblador y arquitecto, vecino de Lumbier, que desarrolló una intensa actividad artística en Navarra desde Tudela a Ituren; llegó también hasta Guipúzcoa, donde realizó el retablo de Oyarzun. Fue familiar del Santo Oficio de la Inquisición y estuvo casado con María de Zozaya con quien tuvo cuatro hijos, de los cuales el mayor, Félix, quedó como heredero de sus bienes.
 
Mantuvo una colaboración continuada con el escultor de Sangüesa, Juan de Berroeta* que dio fruto en los retablos de Tabar, Sada de Sangüesa, Liédena, San Pedro de Gallipienzo y Ustárroz. Los trabajos de ensamblaje corrían a cargo de Huici y la escultura de Berroeta, formando un tándem bien conjuntado semejante al que componían sus paisanos Juan de la Hera y Gaspar Ramos.
 
Formó parte del grupo de escultores de Sangüesa que se trasladaron a trabajar a Tudela siguiendo una tradición iniciada ya en el Primer Renacimiento por Domingo de Segura. Así, en compañía de Juan de Allí, contrató Huici, en 1608, un retablo y una reja para el convento de San Nicasio de la Merced de Tudela, obra que ha desaparecido. Tras realizar el Sagrario para Zabalza (Urraul) y Olaz Huarte, contrató en 1610 el retablo mayor de la parroquia de Ituren, trabajo que llevó a cabo sin abandonar otras obras de la zona de Lumbier, pero que sin duda demoró su terminación ya que se tasó en 1624, en la cuantiosa suma de 1487 ducados, cantidad que comprendía además el facistol y unos asientos. Su traza muy correcta consta de un banco, un primer cuerpo formado por estípites estriadas según es característico de los retablos de Sangüesa-Lumbier y un segundo con columnas estriadas rematándose con un ático. Abundan los frontones. La escultura es fina, utilizándose un canon alargado, como puede apreciarse en la Adoración de los Pastores y en el Bautismo de Jesús al igual que en las escenas de la vida de San Martín, titular del retablo. Parece lógico pensar en Juan de Berroeta como en el anónimo escultor de Ituren que también habría trabajado en los colaterales de Tabar junto a Juan de Huici. Ambos retablos, de traza idéntica, representan en su caja central, uno el Descendimiento inspirado en un dibujo de Miguel Ángel del Museo de Boston y el otro a San Antonio y San Blas. En 1629 Juan de Huici contrató el retablo mayor con su sagrario para la parroquia de Oyarzun. Se trata de una arquitectura monumental compuesta por banco, tres cuerpos distribuidos en cinco calles y un ático que ha sido peraltado en el barroco con el aparato y recargamiento propios del siglo XVIII. La acumulación de molduras y frontones y el derroche de ornamentación de tipo geométrico de la que hace gala Huici, marcan aquí un avance hacia el barroquismo en tanto que en la escultura se advierten diversas manos, una relacionada con Gaspar Ramos y otra muy influida por Gregorio Fernández, escultor de Valladolid. Juan de Huici hizo testamento en 1645 y en él declaraba que tenía montado un retablo en Oroz-Betelu y encargaba a su hijo Félix de su terminación, que correría a cargo de Gaspar Ramos. Igualmente mencionaba un retablo realizado para Olcoz. Finalmente también el retablo de Aibar puede atribuirse a Juan de Huici.

Juan Huici; Descendimiento. Iglesia de S. Juan Bautista (Tábar)
Juan Huici; Descendimiento. Iglesia de S. Juan Bautista (Tábar)


Juan Huici. Retablo mayor. Iglesia S. Pedro (Aibar)
Juan Huici. Retablo mayor. Iglesia S. Pedro (Aibar)

Voces relacionadas

GABADI ECHELUCEA, Bernal de
 
Escultura (Pamplona, 1949), p. 51, 85-111, 159-162.
 
CASCANTE
 
J. I. Fernández Marco, Cascante, ciudad de la Ribera.

Bibliografía

p. 209-221, T. Biurrun, La escultura religiosa (Pamplona, 1935), p. 384; J.R. Castro, La escultura en Navarra en el siglo XVI, "Rev Internacional de Estudios Vascos", tomo XXVII (1936), p. 42; M. Lecuona, Del Oyarzun Antiguo (San Sebastián, 1959), p. 81; M.C. García Gaínza, La escultura romanista en Navarra, Pamplona, 1969 (2.ª ed.).
 

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